IRÁN.- El Parlamento iraní alcanzó consenso para cerrar el estrecho de Ormuz, una medida estratégica que ahora espera la aprobación del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, según anunció este domingo el general Mohammad Esmail Kosari, diputado de la Comisión de Seguridad Nacional.
Esta decisión, adoptada en plena escalada de tensiones con Estados Unidos, podría tener consecuencias devastadoras para el suministro energético global. El estrecho de Ormuz es una vía marítima por la que transita más del 80 % del crudo exportado desde el Golfo Pérsico, convirtiéndose en uno de los cuellos de botella más sensibles del comercio petrolero internacional.
De concretarse el cierre, los expertos estiman que el suministro mundial de petróleo se vería reducido entre un 20 y un 35 %, y el precio del barril podría dispararse hasta los 250 dólares, según datos de firmas especializadas como Tanker Trackers y advertencias del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irak.
Además del impacto directo en los flujos de petróleo, el aumento en los costos de los seguros marítimos y el riesgo de conflicto armado elevaría aún más el precio del crudo y de los combustibles derivados, incluso si el cierre no fuera total.
Aunque las aguas territoriales de Omán permanecerían abiertas al tráfico marítimo, los analistas coinciden en que no serían suficientes para compensar la interrupción del paso por Ormuz, lo que afectaría gravemente a empresas multinacionales, cadenas de suministro y economías nacionales, especialmente las del Golfo Pérsico.
Países como Qatar y Arabia Saudí enfrentarían pérdidas millonarias al detenerse la exportación de gas licuado de petróleo, esencial para sus ingresos fiscales.
En medio de este panorama, el líder supremo iraní, ayatolá Seyyed Ali Jamenei, advirtió que Irán no tolerará amenazas ni presiones externas, y que cualquier acción hostil será respondida con consecuencias “irreversibles”, dejando claro que el cierre de Ormuz forma parte del abanico de respuestas disponibles.