Marco de Referencia: Se vale soñar

Hará un par de meses que el presidente Luis Abinader, presentó la iniciativa “Meta RD 2036”, 85 acciones clave para transformar la economía y duplicar el Producto Interno Bruto de la República Dominica al 2036.

Dicho con otras palabras, el ambicioso proyecto procura que para el año 2036 nuestro PIB converja con los de países desarrollados.

El PIB actual de la República Dominicana es aproximadamente $124 mil millones de dólares. Los países desarrollados suelen tener un PIB per cápita significativamente más alto que el de la República Dominicana. Por ejemplo, países como Estados Unidos, Suiza o Noruega tienen un PIB per cápita que supera los $60,000 dólares.

Si consideramos que el PIB per cápita de la República Dominicana es aproximadamente $10,000 dólares y quiere alcanzar los $60,000 dólares en 20 años, necesitaría una tasa de crecimiento anual del PIB per cápita de alrededor del 9.4%.

El promedio histórico de crecimiento de nuestra nación es de un 5%, por lo tendríamos que crecer el doble de nuestro potencial para lograrlo en 20 años.

Incluso para los más optimistas y fervientes defensores del gobierno del presidente Abinader, lograr ese nivel de desarrollo y progreso para el año 2036 parecería una meta hercúlea. A los más sensatos les parecería una utopía, a los opositores una broma de mal gusto.

El PIB del 2008 al 2019, creció en un 5.0% promedio anual, pero durante el periodo 2022 al 2025 fue solo un 3.89%, es decir que la economía dominicana experimento una desaceleración de 1.11 puntos porcentuales. Está claro que con ese desempeño económico anímico es imposible llegar a la meta establecida. Para cambiar de rumbo hay que hacer reformas financieras e institucionales profundas.

Peor aún, mientras los pasados gobiernos invertían un 4% promedio del PIB en gasto de capital, actualmente solo se invierte un 2%.

En el libro “Macroeconomía”, los economistas Rudiger Dornbusch, Stanley Fischer y Richard Startz sostienen que “En los países en vías de desarrollo, la creación de una infraestructura que funciones satisfactoriamente es más importante que el desarrollo de nueva tecnología, ya que esta última puede importarse”.

Y es que la inversión en infraestructura es un factor central para el crecimiento y el desarrollo socioeconómico de cualquier país ya que potencia la eficiencia de la inversión privada en la economía, facilita el funcionamiento eficaz de los mercados y apoya el crecimiento equilibrado de sus distintas regiones.

La inversión en carreteras, agua, electricidad y saneamiento aumenta la producción industrial y la provisión de servicios básicos para los ciudadanos, que son un motor para el desarrollo porque aumentan la productividad, reduce los costes, facilitan la acumulación de capital humano, ayudan a diversificar la estructura productiva y a crear empleo.

Hacer lo contrario (como está ocurriendo en nuestro país) impide que los agentes económicos puedan potencializar los factores de producción que pudieran estimular escenario ideal para hacer converger en términos de crecimiento económico a Republica Dominicana con países que ya alcanzaron el desarrollo económico.

En el primer año de su primera gestión el mandatario Luis Abinader, puso en agenda doce reformas, las que aseguró “producirán una segunda restauración institucional y material para República Dominicana”.

Entre los proyectos propuestos está la reforma de la Transparencia y la Institucionalidad: con un Ministerio Público y una Cámara de Cuentas independientes que trabajan para que en el país se acabe con la “impunidad y la corrupción

La reforma del sector eléctrico, La reforma del sector agua, La reforma de la Policía Nacional, La reforma para la modernización del Estado, La reforma por la calidad educativa, La reforma de la salud y seguridad social, La reforma del transporte, La reforma para la transformación digital, La reforma laboral, La reforma del sector hidrocarburos, La una reforma constitucional y la reforma fiscal integral.

Lamentablemente de todos solo se aprobó la reforma constitucional (la única que no importa) y ha sido imposible aprobar la reforma fiscal, la más importante de todas, base esencial para construir el camino soñado hacia la “Meta RD 2036”.

No obstante, el nuevo Ministro de Hacienda y Economía Magín Díaz se esta reuniendo con el sector empresarial, y se rumora que está concertando el necesario Pacto Fiscal establecido en la Estrategia Nacional de Desarrollo.

Quien sabe, a lo mejor Magín lo logra, quien sabe, a lo mejor el presidente Abinader se motiva otra vez y convoca al Consejo Económico y Social para discutir y aprobar las doce reformas que se constituirían en el armazón institucional y financiero que necesita nuestros país para crecer dos dígitos anualmente.

Hacer realidad la utopía de forjar civilización ideal, fantástica, una República Dominicana semejante a Dinamarca, Suecia, Suiza o Noruega. Es difícil, casi imposible, pero se vale soñar.

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