Congregación de Cardenales aclara aspectos clave del próximo Cónclave

CIUDAD DEL VATICANO- El organismo reconoce el derecho a voto de los cardenales creados por el Papa Francisco, aunque superen el límite legal. Además, el cardenal Becciu renuncia a participar en el Cónclave por el bien de la Iglesia.

La Congregación de Cardenales, reunida en su VII Congregación General este miércoles 30 de abril de 2025, ha dado a conocer dos cuestiones de carácter procedimental sobre las que ha tenido ocasión de reflexionar y debatir en los últimos días.

En primer lugar, «en relación con los Cardenales electores, la Congregación ha constatado que su Santidad el Papa Francisco, al crear un número de Cardenales superior a 120, como establece el no. 33 de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis de San Juan Pablo II, de 22 de febrero de 1996, en el ejercicio de su suprema potestad, ha dispensado de esta disposición legislativa, por lo que los Cardenales que superan el número límite han adquirido, de acuerdo con el no. 36 de la misma Constitución Apostólica, el derecho a elegir al Romano Pontífice, desde el momento de su creación y publicación».


En segundo lugar, el Cardenal Giovanni Angelo Becciu tomó nota de que este, teniendo en cuenta el bien de la Iglesia, y para contribuir a la comunión y serenidad del Cónclave, ha comunicado su decisión de no participar en el mismo.

«A este respecto -continúa el comunicado-, la Congregación de Cardenales expresa su aprecio por el gesto que ha tenido y espera que los órganos competentes de la justicia puedan esclarecer definitivamente los hechos».


En el marco de las Congregaciones Generales que se celebran en Roma como preparación al próximo Cónclave, el Colegio de Cardenales ha dirigido un mensaje al pueblo de Dios, invitando a todos los fieles a vivir este momento eclesial con profundidad espiritual, como un verdadero «evento de gracia y discernimiento».

En su comunicado, los cardenales expresan con claridad la dimensión espiritual del proceso que se avecina, subrayando que la elección del nuevo Sucesor de Pedro no es solo un hecho organizativo o político, sino un acto profundamente ligado a la escucha de la voluntad de Dios.

Conscientes del peso de la responsabilidad que recae sobre sus hombros, los purpurados hacen un llamado explícito a la oración del pueblo cristiano. «La oración —afirman— es la verdadera fuerza que favorece la unidad en la Iglesia, uniendo a todos los miembros en un solo Cuerpo, el de Cristo», evocando las palabras de San Pablo en la primera carta a los Corintios (1 Cor 12,12).

Frente a la magnitud de la misión que les aguarda y los desafíos del mundo actual, los cardenales reconocen la necesidad de ser instrumentos humildes en manos de Dios, dóciles a la acción del Espíritu Santo, «protagonista de la vida del Pueblo de Dios», a quien se debe escuchar con un corazón abierto, atentos a lo que Él dice hoy a la Iglesia, como lo recuerda el libro del Apocalipsis: «Quien tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias» (Ap 3,6).

El comunicado concluye confiando este proceso de discernimiento a la intercesión de la Virgen María, pidiendo que acompañe, con su cercanía materna, la oración de toda la Iglesia en este tiempo crucial.

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