Rabat (EFE).- El arzobispo de Rabat, el español Cristóbal López Romero, creado en septiembre de 2019 cardenal por el difunto Francisco, es un firme partiario del diálogo interreligioso que recientemente confesó sus reticencias a ser elegido papa porque sería una responsabilidad que le «desbordaría».
Cristóbal López (72 años) aseguró tras la muerte de Francisco en una entrevista con EFE no aspirar al cargo: «Hay un refrán que dice que ‘el que entra al cónclave como papa sale del cónclave como cardenal’. Que se hable de mí como candidato me gusta porque me garantiza que no lo voy a ser, porque no quiero serlo y no debo serlo, porque no estoy a la altura, no sería capaz y porque sería una responsabilidad que me desbordaría», afirma.
«Francisco era un modelo»
La muerte de Francisco fue «una gran sorpresa» para Cristóbal López, quien trató con el pontífice muy de cerca durante su visita a Marruecos en 2019.
Para el arzobispo español, el difunto papa era «una persona muy querida» a la que consideraba como «un padre, como un hermano mayor, como un amigo y sobre todo como un modelo y un ejemplo de pastor», lamenta.
López ya anticipó que entre el funeral y el cónclave, Cristóbal todos los cardenales aprovecharían las reuniones para ir conociéndose y para «hablar de cómo vemos la iglesia en este momento histórico actual, cómo vemos el mundo y qué tipo de iglesia y características de la iglesia deben ser acentuadas para responder a las necesidades del mundo en 2025 y los años venideros»,.
A raíz de ello – añadió – se decidiría qué retrato de papa pueda responder a estas necesidades.
Nacido el 19 de mayo de 1952 en Vélez-Rubio en Almería, Cristóbal López Romero profesó como salesiano en 1968, fue ordenado sacerdote en Barcelona en 1979 y partió como misionero a Paraguay en 1984.
Allí pasaría 18 años, seis de ellos como provincial. Fue asesor del Ministerio de Educación paraguayo, presidió la Conferencia de Religiosos del país y fundó la Asociación de Comunicadores Católicos, lo que le llevó a obtener la nacionalidad paraguaya.
Tras su paso por Paraguay, dirigió la comunidad salesiana de Kenitra (Marruecos), fue provincial en Bolivia y en 2014 fue nombrado responsable de la Inspectoría salesiana María Auxiliadora, con sede en Sevilla. Años después, en diciembre de 2017, el papa Francisco lo eligió arzobispo de Rabat. El 5 de octubre de 2019 fue nombrado cardenal.
Un cardenal que aboga por el diálogo interreligioso
En la capital marroquí, Cristóbal López es conocido en su entorno por su vocación en la defensa del diálogo interreligioso y su apertura al mundo islámico. Una cercanía que además quedó sellada con el viaje que hizo Francisco el 30 y 31 de marzo a Rabat donde firmó con el rey Mohamed VI de Marruecos un llamamiento en el que pidieron preservar a Jerusalén como símbolo pacífico de la coexistencia entre todas las religiones.
Varias personas que trataron con el cardenal español en Rabat consultadas por EFE destacan la afinidad de su enfoque pastoral con la línea aperturista de Francisco, por su defensa del entendimiento entre las religiones y su cercanía a los inmigrantes irregulares.
«Siempre ha puesto el acento en el diálogo con otras religiones», así lo han descrito varias personas que trataron con el arzobispo de Rabat, que hicieron hincapié también sobre su «cercanía a la gente» y su «facilidad comunicadora».
Cristóbal López apunta que la sintonía que tenía con Francisco se explica por el hecho de que ambos «beben del evangelio» y siguen a Jesucristo.
«Yo no soy de Francisco ni de Benedicto ni de Juan Pablo II, yo soy de Cristo. Si tengo sintonía con Francisco, que la tengo, es porque él nos ha ayudado a todos a volver a las fuentes del evangelio. (…) Lo que pasa es que hay personas con las cuales sentimos más en sintonía que con otras, por su talante y por su manera de decir las cosas, y por los gestos y los ejemplos que da y en este sentido Francisco ha sido un modelo», apostilla.