Los Lakers son más que Doncic y LeBron

ESTADOS UNIDOS (NBAMANIACS.com).-No consiguieron hacer saltar la banca pero sí estuvieron mucho más cerca de lo que la mayoría confiaba en los prolegómenos del encuentro de hoy. Los Ángeles Lakers, sin LeBron James ni Luka Doncic, se quedaron a las puertas de dar la sorpresa en casa de los Denver Nuggets.

Sorpresa que encalló cuando ya tenían pie y medio en la playa. Pero fueron los dos point guards de Colorado los encargados de que –con dos acciones brillantes y decisivas– no tocasen tierra. Jamal Murray y Russell Westbrook.

Un equipo en cuadro

 Las bajas angelinas no se limitaron a James y Doncic (descanso del segundo en back-to-back), sino que faltaron otro otro puñado de piezas importantes: Rui Hachimura, Jaxson Hayes, Dorian Finney-Smith y Gabe Vincent.

Un panorama dantesco que dio lugar a un quinteto titular insólito (con Knetch, Goodwin y Len) y una rotación que jamás se daría en situaciones normales, con Broony James llegando a sumar 16 minutos con el partido paralelamente en disputa. Nada de garbage time.

Víctimas, una vez más, de un exceso de confianza que ya les ha pasado factura en el pasado, los Nuggets salieron relajados y los Lakers con el ímpetu de quien no tiene nada que perder. Y así, 40-32 favorable a los visitantes al término del primer cuarto.

Los siguientes doce minutos dieron paso a la segunda unidad que en realidad es la tercera y tres cuartos, con Bronny James destilando una buena imagen (5 puntos y correcto en en defensa) y Markieff Morris y Cam Reddish evidenciando que en playoffs su papel se limitará al plano emocional. Los Lakers sólo perdían de cuatro al descanso (71-67).

Ya más conscientes de que se les estaba complicando un duelo que creyeron ganando antes del salto inicial, los Nuggets, por empeño y pura diferencia de talento, se pusieron trece arriba, y cuando la deriva lógica apuntaba a una paliza por encima de la veintena, los angelinos se repusieron para un parcial de 9-19 que devolvió la emoción a la manga final.

Minuto y medio: un mundo entero

Los de J.J. Redick perdían por 123 a 119 a falta de 1:40.

Una buena circulación hacía llegar el balón a la esquina derecha, desde donde Goodwin acortaba la diferencia a un punto. Jokic –quien visitó la línea de tiros libres menos veces de las que debió por la estopa que recibió– perdía en esta ocasión el balón limpiamente tras un manotazo de Austin Reaves que luego se aferró al esférico como a un boleto premiado.

Él mismo no se lo pensó y anotó en una rápida transición, detectando la mala cobertura interior de Aaron Gordon, y penetró para soltar una gran bandeja superando la defensa de Christian Braun.

Y como las prisas son malas consejeras, un Jamal Murray acelerado se precipitó en su pase interior a Jokic, y Dalton Knetch lo interceptó para correr a la contra y finalizar con un mate seguido de una horrible costalada (duele tan solo verla) y que pudo terminar muy, muy mal para el escolta de los Lakers.

Afortunadamente quedó en un susto. Y cualquier dolor era inmediatamente eliminado por la dopamina de verse tres arriba (126-123) a menos de un minuto. La machada y sonrojo nugget, estaba a punto de caramelo.

Todo se decide en tres jugadas

Pero entonces… Nikola Jokic.

El tres veces MVP se hizo fuerte en la zona y logró el 2+1. Se lo hemos visto hacer un millón de veces y se lo seguiremos viendo durante otro millón más. Sabe como tentar y encontrar el contacto, y Christian Koloko no evitó arrimarse y bajar los brazos de más.

El serbio anota el and one y esta vez los de Mike Malone sí ejecutan la pizarra defensiva debida, impidiendo que Reaves active el pick and roll y tenga que resolver por su cuenta. Pero su mid range rebotó en el aro y entonces llegó el momento de los point guards de Denver.

¿Que la pantalla de Jokic rozó la ilegalidad en la pantalla? Sí. ¿Que Murray supo sacar tajada? Lo dejó bien claro.

El canadiense es un maestro del clutch y ayer dio una nuevo ejemplo de ello. Jokic se llevó a dos defensores en su bloqueo, generando el espacio suficiente para que su compañero lanzase un triple cómodo y prácticamente letal.

La maldición de los ex

Russell Westbrook, otrora laker, fue el encargado de fulminar el adverbio.

Aún podían forzar la prórroga los californianos si encestaban un tiro de tres puntos. Y con seis segundos, tenían tiempo más que de sobra. Pero Westbrook intuyó mejor que nadie el pase largo (y malo) a Knetch, y saltó como un lince para irrumpir en la línea de pase, y aún tuvo tiempo para cruzar la cancha y acallar el susto y la rebelión con un mate a una mano.

Vuelta a la quinta plaza

Cuarta derrota seguida de los Lakers que hace nada se habían colocado segundos del Oeste pero ahora vuelven a ser quintos, a tres partidos de la segunda plaza que recuperan los Nuggets, y sólo dos por encima de unos Warriors que van hacia arriba como un cohete (9-1 en los últimos diez).

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