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Pueblo Viejo y la Barrick Gold

(Parte 2)

En todas las crónicas que se escriben, una cosa son las fechas estadísticas y otras las fechas reales en que comienzan los hechos a desarrollarse que, concluirán con las consecuencias narradas. Aunque en las actas de las reuniones del Consejo de Administración de la Rosario Dominicana, s. a, aparezca una fecha diferente del cierre de operaciones, este comenzó a finales del año 1995.

Comenzó con la desbandada de los técnicos y los ejecutivos departamentales de la instalación industrial minera; todos querían al unísono, sus prestaciones laborales y sus planes de retiro, lo que provocó un tapón económico en la administración que se pudo subsanar, gracias a su dependencia del Banco Central de la República Dominicana.
En todas las actividades humanas que, involucren economía y política, como decía don Juan Bosch “hay cosas que se ven y otras que no se ven, y las que no se ven, muchas veces son más importantes que las que se ven”. Luego de la compra de las acciones de la Rosario Mining Company, el gobierno dominicano encabezado por don Antonio Guzmán Fernández, dio pasos que son dignos de análisis.

Uno de ellos, en el que haremos hincapié, fue la compra e instalación en la loma de Pueblo Viejo, de una refinería de oro que, se proponía separar el oro de la plata en los lingotes de doré que, resultaban de la fundición final, y que en ese estado era que la minera extranjera se llevaba esos metales, para ser procesados en la ciudad de Londres y otros lugares donde tenían fundiciones especializadas.

La compra de esa refinería, dio mucho de qué hablar; fueron, según las declaraciones de la empresa, 5 millones de dólares de la época que se pagaron por ella, y se especuló sin pruebas objetivas que, familiares del presidente Antonio Guzmán y funcionarios administrativos, recibieron comisiones millonarias en dólares por la operación financiera.

Cuando en 1987, en una conversación del profesor Juan Bosch, con los sindicalistas Fernando de la Rosa y don Juan Sosa, a quienes acompañamos, nos referimos a esa refinería calificándola de “elefante blanco”, don Juan Bosch mirándonos seriamente, nos dijo: “recuerda que, yo he estado de acuerdo con el refinamiento del oro en el país, y la instalación de fábricas de joyas para su exportación con mucho más valor agregado”.

Pero don Juan ¿y la licencia de refinamiento que, solo se puede conseguir en el London Gold Market que, agrupa los emporios del mercado? le dijimos; a lo que respondió “bueno en esa licencia, fue en lo primero en que debieron pensar, quienes aconsejaron al presidente Guzmán, y esa licencia de refinamiento era fácil de conseguir; la experiencia nos indica que, el brillo de ese metal abre las puertas más herméticas”.

Cuando se inició la desbandada de los técnicos en las instalaciones de Pueblo Viejo en el 1995, comenzaron los inventos de los ignorantes que quedaron a cargo; el pasivo ambiental que ya era muy extenso, se incrementó de manera descomunal, sin conseguir aumentar ni un gramo más la exigua producción.

Las colas y el pasivo ambiental, son los resultados más perniciosos de este tipo de actividad minera. ¿Qué son las colas? Para entender esto, primero hay que entender en que consiste extraer un gramo de oro; por ejemplo, cuando el geólogo explorador, reporta que encontró una franja con mineral que vale la pena procesar; se refiere a las siguientes características que explicamos a continuación.

Al perforar el terreno minado, se sacan muestras que, se llevan al laboratorio, donde hay unas máquinas llamadas de adsorción atómica; cuando se queman las muestras en esas máquinas, el técnico obtiene exactamente el contenido de oro por tonelada de material del terreno explorado; ahí es cuando se sabe si el terreno es de buena ley.
¿Qué significa la ley del material? Significa el contenido de mineral por tonelada; una excelente ley, para aquellas operaciones eran 4 o 5 gramos por tonelada de material excavado.

Ahora tenemos que, después de procesar una tonelada de tierra y rocas con contenido de oro, solo obtenemos esos 4 gramos de oro y una proporción mayor de plata; lo que nos deja casi la tonelada completa de material, pero ahora con un alto porcentaje de cal y cianuro que se le han adicionado para poder separar el oro y la plata.
Esa tonelada de tierra y rocas procesada, conteniendo ahora cal viva y cianuro es lo que se llama la cola del proceso; un material contaminado que no servirá, para nada más que envenenar el universo de la vida natural.

Entre los pasivos ambientales dejados por la Rosario Dominicana, s. a, están dos grandes presas de colas, 4 lagunas espesadoras llenas de líquidos y materiales infectados con cianuro, los afluentes Magajita y Mejita completamente contaminados, y un área deforestada de cerca de 40 km cuadrados, con la agravante de que esta área tiene una inmensa cantidad de toneladas de sulfuros áuricos cubiertos solo por el cielo.

La amenaza impenitente que, nos trajo a los tentáculos de la Barrick Gold, fueron esos sulfuros a cielo abierto que dejó la Rosario Dominicana. (continuará)

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