Una sombra llena de pesimismo anda rondando sobre el firmamento dominicano, la misma tiene su origen en una diversidad de factores que influyen directamente en las expectativas de los actores sociales, económicos y políticos.
Comenzando por el presente periodo de gobierno que aparenta ser un gobierno que ha envejecido en poco tiempo, debido a la falta de cambios en políticas públicas y a la permanencia de funcionarios que no han tenido un gran desempeño. Se siente un vacío de un plan nacional de desarrollo, que articule e integre a todas las fuerzas productivas y sociales del país.
La ausencia de un rumbo claramente definido está provocando ciertas dudas sobre hacia dónde se dirige el país, obviamente que esto repercute en las tomas de decisiones de nuevas inversiones. El sector turismo da muestra de tener un plan más definido, los demás sectores no presentan concretamente planes creíbles.
Ya es un clamor nacional que el presidente Abinader debe introducir cambios en su gabinete, que le permita tomar una línea de acción de su gobierno, que sea coherente con los propósitos de cambios que le prometió al país. Independiente de la voluntad del Presidente, algunos Ministerios están prácticamente desvinculados de las principales prioridades de la población.
Esta combinación enunciada anteriormente, en la parte que tiene que ver con el gobierno, influye en el sentimiento de pesimismo que se asoma.
Otro elemento que impacta sobre la “ola de pesimismo” se refiere al dilema de gran endeudamiento externo, y las posibles vías para mantener el pago de la casi inaguantable carga de los intereses de la deuda pública de alrededor 90 mil millones de pesos, monto que posiblemente supera a la inversión de capital del gobierno. ¿Como pagar estos intereses de la deuda pública sin que ello repercuta en una disminución drástica de la inversión pública? Aquí justamente la gran encrucijada, ¿Se pagará tomando más préstamos para mantener el flujo de pagos, o se intentará de nuevo con otra propuesta de reforma fiscal? Cuál sea la vía que se adopte, la misma también incide en el PESIMISMO que circula de cara al 2025.
El nuevo panorama que se ha presentado con la sentencia del Tribunal Constitucional que permite a los independientes presentar candidatura a todos los niveles, ha levantado un ambiente de inseguridad en el sistema de partidos dominicano, generando también expectativas pesimistas hacia los próximos procesos electorales.
A las realidades propiamente dominicanas se le suman un contexto internacional lleno de incertidumbre, una Europa en decadencia, las guerras de Ucrania y en la Franja de Gaza, las incógnitas que presenta el regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, y las crisis de gobernabilidad que afectan a varios países de América Latina.
No se trata de ponerse negativo y ver que todo es sombrío y oscuro, sino que las expectativas empezando el 2025, se van tornando de matices grises, y el pesimismo aflora tempranamente enero.