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A Pleno Sol : Partidos  en silencio

A duras penas los partidos políticos se sienten. Salvo dirigentes contados hablando de política, pero una fina  línea de combate no la tiene nadie.

Hay un enfrentamiento entre dos grandes rivales, el presidente Luis Abinader y Leonel Fernández. El mandatario ha escogido su rival, su contradictor, al que lo enfrente, que es Leonel Fernández.

El león ha cogido la señal y juega a ser el líder de la oposición. Un rejuego político de guiños y acciones que casi nunca dejan ver sus verdaderas metas.

Un reflujo político luego de unas elecciones es ideal, pero para un país politizado hasta el tuétano no es el mejor camino. Si los partidos callan, dejan el camino abierto a la sociedad civil.

Estos grupos al no ser miembros de partidos, quieren con sus opiniones narigonear a oposición  y gobierno. Al no haber un repliegue de fuerzas de los principales cinco partidos nacionales, le dejan la mesa servida.

Para tener voz y voto en el escenario político los integrantes de la sociedad civil tienen que conformase en partidos políticos. Es fácil tomar banderías sin arriesgar nada y bajo la manta de  la apoliticidad.

Inclusive hay versiones, que podrían ser investigadas, de que esos contertulios de la sociedad civil son patrocinados por una embajada extranjera.

Tremendistas hasta el fin, juegan con la tranquilidad nacional sin cruzar el charco. De ahí que los partidos deben volver a la palestra y no estar durmiendo un sueño eterno. Lo ideal era el silencio concediendo al gobierno  los cien días de tregua.

Pero esa gracia, que se estila en Europa y los Estados Unidos, no se respeta en el país, y los vocingleros llenan el ambiente con sus diatribas.

Más que con líderes cansados y en ocasiones esperando a un buen postor, el debate tiene que ser manejado por los partidos. Y esa inercia también cae sobre el sector  de gobierno, ya que Abinader se defiende solo.

Al presidente, el Partido Revolucionario Moderno le hace una defensa imperceptible. Su liderazgo caya, tal vez dolidos porque no lo han puesto en buenos cargos o el temor de que sean cancelados con la fusión de ministerios.

Se rompió la tregua de los cien días, por lo tanto hay que habilitar a los partidos y poner a sus principales dirigentes a entrar al debate nacional, sacando de la pelea a vocingleros de poca monta, que hacen del escarnio y las acusaciones falaces su razón de ser.  ¡Ay! se me acabó la tinta…

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