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¿Cuál es el interés en disolver algunos ejércitos latinoamericanos?

Nos guste o no, Fidel Castro fue uno de los personajes políticos más importantes de la segunda mitad del siglo XX; y como sabía que todos sus actos y pronunciamientos influenciaban o producían una reacción en el mundo político, siempre hacía o decía las cosas con una segunda intención.

Hubo dos actuaciones de este personaje que, deben despertar nuestra curiosidad histórica; primero, la famosa frase pronunciada en dos discursos diferentes y con objetivos diferentes, ¿armas para qué? Y segundo, el fusil automático que regaló al presidente Salvador Allende en su toma de posesión.

¿Armas para qué? Si comparamos el obsequio al presidente Allende con el objetivo de la primera vez que pronunció esa frase, ambas acciones parecen contradictorias; porque esa primera vez, esa frase buscaba desarmar al pueblo cubano y a los reductos del ejército regular que, había apoyado a Fulgencio Batista durante su mandato frente al Estado cubano.

Ahora, si comparamos el regalo con la segunda vez que usó la frase en un discurso ante una concentración obrera el 8 de noviembre de 1960, donde justificaba la adquisición de armamentos modernos de parte de su gobierno, para enfrentar la contra revolución y las conspiraciones del exilio cubano, encontraremos el significado real de lo que quiso decirle a Salvador Allende.

Y así es como lo interpretamos: “Con el apoyo de las armas, serás el Presidente de Chile, sin el soporte de las armas, serás un mártir, un muerto más para el recuerdo de la historia.” Y sí no mal recordamos, esto último fue exactamente lo que sucedió.

El dictador Augusto Pinochet se hizo de las armas y del Ejército chileno, y aplasto la cabeza de la democracia chilena, y vomitó sobre los sueños de las albas de tinta y del rumor de las olas de la Costa Negra del poeta Neruda. Pinochet se erigió sobre la sangre y los cadáveres de una generación de chilenos, y dos décadas de malandrines y asesinos poblaron La Moneda.

Hacemos esta reflexión, para llamar la atención sobre pactos secretos y conciliábulos que, ya desmantelaron el ejército haitiano, justificando que, ante la miseria y lo pequeño de ese país, no necesitaba unas costosas fuerzas armadas; esos fueron los argumentos esgrimidos por las ONGs que incubaron ese despropósito.

Muchos dominicanos ingenuos aplaudieron y rieron celebrando esto en la década de los 90s; sin darse cuenta que el plan también incluye a la República Dominicana. Es un plan diabólico, encaminado a descabezar la resistencia patriótica y el orgullo de los pueblos, para tener una facilidad de dominio, luego de colonizar las mentes y el comportamiento de los habitantes de estos territorios.

Dejemos la ingenuidad a un lado, y cuestionemos algunos hechos objetivos; por ejemplo ¿Cómo un muchacho, hijo de papi, como Jean-Claude Duvalier, con solo 19 años de edad cuando muere su padre, el dictador Papá Doc. en 1971, puede quedarse en el poder por 14 años, sin el apoyo mayoritario del pueblo haitiano, y sin un fuerte y determinante soporte de poderes extranjeros?

Jean-Claude Duvalier, no tenía el apoyo de ese pueblo haitiano que, su padre había sometido amparado en el terror por más de dos décadas, pero si tenía el soporte de la oligarquía haitiana y de los poderes internacionales que, habían incrementado sus capitales y sus negocios gracias al papá, por esta razón Baby Doc. abandonó el poder cuando le dio la gana.

¿Por qué, si Haití en las últimas dos décadas del siglo pasado, se convirtió en un puente exportador de narcóticos hacia los EEUU, y no fue intervenido como el territorio de Panamá por el Gran Hermano del Norte?

El plan de la ONU sobre la isla de Santo Domingo fue concebido, casi en paralelo con el cambio de nombre de esta organización que, en sus inicios se llamó la Liga de las Naciones; según los razonamientos de los pensadores de la Organización de las Naciones Unidas en aquel lejano 1947, en la isla no podían sobrevivir dos estados diferentes.

Razonaban de esta manera sin tomar en cuenta la raíz histórica de ambos pueblos; y sin darse cuenta que, a solo cientos de millas del lugar de su objetivo, sobrevivían comunidades humanas menos numerosas y en territorios ínfimos gobernados por dos estados diferentes, léase la Isla de San Martín, con un lado francés y el otro inglés.

El Ejército dominicano, ha sido sometido al asedio de las opiniones de las ONGs que, esgrimen su inutilidad, su corrupción y la participación de muchos oficiales en narcotráfico y tráfico de migrantes. Esto no es casual, el objetivo es desprestigiar la columna vertebral del Estado, para luego infringir el golpe final, la disolución del Estado y la sociedad dominicana.

Necesitan llevar la República Dominicana al caos, para justificar la disolución de sus instituciones, y sobre la base del pesimismo social encaminar los planes de fusión de ambas naciones; para eso auspician el racismo, como una forma de ganar adeptos para el sector pro haitiano.

Ese despropósito, sólo conduce a la balcanización de la segunda de las Antillas mayores; y solo será posible, si el nombre de Juan Pablo Duarte es borrado de las mentes de los dominicanos.

Es difícil de creer, pero las pretensiones de la ONU en la isla de Santo Domingo, pueden desatar los demonios de una terrible guerra; donde ellos, los auspiciadores, solo recogerán el polvo y el lodo ensangrentado de dos pueblos diferentes.

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