No hay nada más parecido en este país que un proceso electoral y las fiestas de carnaval.
El carnaval es pura chercha y gozadera, gente en las calles bailan de noche y de día con un solo objetivo, votar el estrés en medio del ambiente fiestero que se genera.
Las elecciones hacen un camino similar, gente en chercha, bailando, gozando, pero en esta ocasión con un objetivo político que no se sabe si es verdad o mentira toda vez que el voto se obtiene de alguna manera bajo el tráfico de influencia, pagos o tragos como en los carnavales.
Terminado el pasado proceso electoral municipal han venido las quejas y los llantos de los que perdieron.
Lo atribuyen a los “abusos” del gobierno sin tomar en cuenta que cada quien tiene que buscar el voto casa por casa y gente por gente.
Particularmente pude ver que dos partidos mayoritarios o casi todos no tenían delegados en los colegios electorales, el Partido Revolucionario Moderno los tenía.
Eso me da pie a entender que el que hizo el trabajo de la búsqueda de voto fue el PRM no porque es el partido de gobierno, sino porque tenía deseos de ganar.
Los líderes o candidatos presidenciales de la oposición se han respondido a sus resultados pobres electorales en las municipales acusando al gobierno y al partido en el poder de promover la abstención y otras particularidades justificativas que no llegan a ningún lado.
Lo cierto es que si la oposición no invierte, porque no lo hicieron en las municipales sencillamente perderán en la primera vuelta.
Sin embargo y mirando que en las presidenciales habrá más interés particular que general las cosas serán diferentes, pues tanto Abel Martínez como Leonel Fernández quieren ser presidente y moverán sus gentes y sus recursos para tratar de ganar en la primera vuelta.
Si la política local no quiere seguirse pareciendo al carnaval entonces que dejen los actos masivos en las calles que no son más que concentraciones poco creíbles desde el punto de vista del resultado electoral.
Las calles se llenan de gente vociferando y llamando a votar en medio de todo tipo de ambiente, al final los resultados no se ven.
En esos casos les conviene a todos realizar actos bajo techo o propaganda electoral por los medios y no vender ilusiones que al final el resultado las niega.
Así es la cosa entre elecciones y carnaval.