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Haití recibió el 2024  en conflicto con su vecino mas cercano y sumido en la grave crisis que arrastra desde el 2021

Durante el 2023, mas que un buen vecino, Haití se convirtió en un tormento para el pueblo dominicano, que comparte la isla Hispaniola con un Estado fallido, asediado por pandillas criminales que controlan gran parte del territorio haitiano.

Haití culminó un año extremadamente violento, con casi cuatro mil asesinatos y unos tres mil secuestros, pues grupos armados controlan las tres cuartas partes de su capital mientras las fuerzas políticas parecen omitir las cifras y rechazan alcanzar un acuerdo.

Como si fuera poco, más del 42 por ciento de su población necesita asistencia humanitaria y hasta el 40 por ciento sufre de inseguridad alimentaria grave, según datos de organismos internacionales.

Haití, que arrastra desde el 2021 una crisis de violencia agravada con el asesinato del presidente Jovenel Moïse, se quedó a inicio del 2023 sin funcionarios electos, al concluir el mandato el 9 de enero de diez senadores en ejercicio, mientras el país caribeño sigue a la espera del montaje de unas elecciones que no llegan.

Con una comunidad internacional dispersa frente a la crisis, comenzando el ano Canadá bloqueo los activos del empresario haitiano Charles Saint-Rémy  y el ex diputado Arnel Belizáire, a quienes acusa de patrocinar bandas criminales en Haití. Ya antes había sancionado otros miembros de la elite política haitiana.

Al finalizar enero, el día 26, patrullas policiales atacan a tiros la residencia del primer ministro Ariel Hernry, en Delmas 60, en protesta contra la indiferencia del gobierno frente al asesinato de más de una decena de policías. Los agentes también bloquearon el Aeropuerto Toussent Louverture, en Puerto Principe, por donde regresaba de Buenos Aires, el primer ministro. Luego trascendió que altos oficiales habían planificado asesinar al funcionario.

Al día siguiente, con la crisis haitiana tocando fondo, España, Francia y  Bahamas cierran sus embajadas en Puerto Príncipe para proteger su personal, y el primero de febrero el Embajador de Haití ante la OEA pidió una intervención militar en su país como paso fundamental para el montaje de comicios.

Antes de concluir febrero, las autoridades dominicanas pusieron en marcha la operación frontera, apresando 15 personas, incluyendo 2 tenientes, 2 sargentos y un cabo, a quienes acusan de facilitar la migración ilegal de haitianos hacia territorio dominicano. Mas adelante el Ejército entrego a las autoridades haitianas seis bandoleros capturados en el país, huyendo de la justicia de Haití.

En marzo, un Grupo militar de Estados Unidos, acompañado de funcionarios del Departamento de Estado, visita la frontera norte de RD con Haití, sin que se informara qué buscaban los guardias gringos en esa zona.

En abril, durante la misa de resurrección en el Vaticano, el Papa Francisco ora por el pueblo haitiano y pide a la comunidad internacional buscar una solución a la grave crisis del agobiado país, pero al parecer ni las oraciones pueden con Haití, donde el vudú es su principal religión.

La primera respuesta a los clamores del papa la dio la n de Ti Makak, que al parecer no sabe mucho de oraciones, y ejecutó  tres agentes de la policía haitiana, elevando a 21 el número de uniformados asesinados en 90 días.

El Arzobispo de Haití, Max Leroy, advierte que su país está al borde del caos total y responsabiliza al gobierno de la propagación de las bandas criminales por no hacer nada para enfrentarlas.

Hastiada por los ataques de las bandas armadas, la población haitiana se suma a la policía para cazar delincuentes y luego lincharlos o quemarlos vivos en horripilantes actos de barbarie.

El Secretario General de la ONU visita a Jamaica, donde dice que la crisis de Haití es una amenaza para el Caribe y otras regiones, pero la Organización de las naciones unidas hace muy poco para encontrar una solución a la crítica situación.

A mediado de mayo, las autoridades dominicanas de Migración entregaron a las autoridades haitianas otros cinco bandoleros haitianos apresados en los Arroyos de Barahona, y en junio le aclara a Canadá que no autorizo la apertura de una oficina canadiense en territorio dominicano para ayudar desde aquí a la policía haitiana a enfrentar las bandas armadas que azotan el territorio haitiano.

El 28 de julio, Estados Unidos ordena el retiro de su personal diplomático en Haiti y pide a sus ciudadanos que no viajen a ese país caribeño, azotado por la violencia de las pandillas armadas. Dos días después, Kenia ofrece mil policías para liderar una intervención en Haití.

Pero el punto de mayor conflicto entre Dominicana y Haiti surgio el 31 de agosto, cuando los haitianos reiniciaron la canalización de las aguas del Masacre y el gobierno dominicano reaccionó denunciando violación a los acuerdos fronterizos entre ambos países, y a partir de entonces se desataron los demonios.

En septiembre, RD prohibió la entrada a su territorio de 9 ex senadores y ministros haitianos, a quienes responsabilizo de financiar la construcción del canal de Juana Méndez para el desvío de las aguas del Masacre, y ordeno cerrar la frontera por aire, mar y tierra.

El Presidente dominicano Luis Abinader viaja a Cuba, donde participa en la cumbre del G-77 mas China, y aprovechó el foro para justificar el cierre de la frontera con Haití, alegando que un grupo de anarquistas construyen un canal de riego en el Masacre con la finalidad de desestabilizar el gobierno haitiano. Las autoridades haitianas responden que son muy fuertes y radicales las medidas adoptadas por RD contra la construcción del canal y acusan al presidente Abinader de aprovechar el conflicto para perseguir objetivos electorales.

 La Iglesia católica se pronuncia sobre el tema y a través de la conferencia del Episcopado llama a la cordura y evitar que la construcción del canal se convierta en un conflicto internacional entre dos pueblos hermanados por la fe en Cristo y la devoción a la virgen de Altagracia. Mas adelante ofreció su mediación para buscar una solución al diferendo.

Antes de finalizar septiembre, habitantes de Mirebalais, al noreste de Puerto Príncipe, linchan 8 personas, a las que acusan de ser parte de una banda que tiroteo un hospital de esa comunidad haitiana. Y se elevan a 13 los países que se comprometen con la ONU a enviar militares o policías a Haití para enfrentar la violencia de los pandilleros, quienes al 26 de ese mes asesinaron al fiscal haitiano Quebex Jean.

Con la abstención de Rusia y China, el dos de octubre el consejo de seguridad de la ONU aprueba el envío de una fuerza de intervención hacia Haití para pacificar ese país, y una semana después el Presidente dominicano Luis Abinader anuncio la reapertura parcial  de la frontera al comercio con Haití. Los haitianos responden que todo o nada y le ponen candado a su frontera. Dicen que la única solución es el uso equitativo de los recursos hídricos compartidos y el retorno a la normalidad entre ambos países.

El 12 de octubre, el conflicto dominico-haitiano por el trasvase que se construye en  Juana Méndez para sacar agua del rio masacre llega hasta el seno de la Organización de Estados Americanos, donde RD responsabiliza Haiti de cualquier tragedia que se registre en la zona del canal, y el embajador haitiano ante la OEA responde con altanería que la obra no se detendrá.

Una semana después, un informe de la OEA revela que el ex presidente Michel Martelly financio bandas terroristas en territorio haitiano, en tanto que la policía confirma el arresto en Petionville del ex agente anticorrupción Joseph Felix Badio, acusado de planificar el asesinato del presidente Jovenel Moïse.

Al llegar noviembre, Kenia pide a la ONU 225 millones de Euros para costear el envío de sus policías a combatir las bandas criminales que siembran la violencia en Haití, una operación pautada para comenzar en febrero del 2024.

El 9 de noviembre, una escaramuza entre militares dominicanos y manifestantes haitianos en la frontera por Dajabon, trae como resultado una mayor presencia de tropas haitianas con armas largas en Juana Méndez, mientras en Puerto Príncipe un grupo de Pandilleros llegaron al extremo de asaltar un hospital y secuestrar parturientas, niños y recién nacidos.

Con el conflicto dominico-haitiano en aparente tranque, el 23 de noviembre el ex primer ministro inglés, Tony Blair, se reúne en palacio con el presidente Abinader, mediando en busca de una solución al diferendo sobre el canal del Masacre.

Con el cierre de la frontera causando estragos hacia ambos lados de los mojones que imaginariamente dividen la Hispaniola, el 28 de noviembre una turba de haitianos desesperados vuela el candado de la puerta fronteriza de Juana Méndez por Dajabon y entran a territorio dominicano en busca de alimentos. Al día siguiente las autoridades haitianas intervienen y recuperan el control del paso fronterizo.

Antes de que se vaya noviembre y para ponerle un poco mas de sazón a la crisis haitiana, los gringos repatrian hacia Haití el líder golpista Guy Fhilippe, quien tras ser interrogado por la policía fue puesto en libertad comenzando el mes de diciembre.

El día 3, Policías haitianos armados entran a territorio dominicano como perros su casa, agraden comerciantes de ambos países y dispersan a bombazos un intercambio comercial improvisado que se realizaba en la vigía, frontera dominico-haitiana por Dajabon.

RD responde con dureza el atrevimiento, pero al acercarse las fiestas de fin de año, los haitianos en vez de romper el candado vuelan la puerta fronteriza de Juana Méndez, que va a caer a las aguas del Masacre, ante la mirada indiferente de los agentes haitianos de puestos en el lugar.

Con la llegada del 2024  se alcanzan a ver tiempos de paz. Ya la puerta está en su lugar, aunque el disputado canal está siendo ampliando en su anchura para recibir más agua de la debida, y el mercado binacional operando con aparente normalidad.

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