Escuchanos en vivo
Logo Super7FM

Juliana Deguis en un nuevo capítulo de su vida; sin documentos sus hijos no pueden estudiar, ni trabajar “y andan con miedo en la calle”

República Dominicana.-Han pasado siete años desde que constatáramos en el Batey Los Jovillos, en el municipio Yamasá, de la provincia Monte Plata, la realidad de la mujer hija de inmigrantes haitianos indocumentados que motivó la controvertida sentencia 168/13.

En aquel entonces (septiembre 2016) cuando se cumplían tres años de emitido el fallo  del Tribunal Constitucional, la situación de Juliana Deguis Pierre era precaria como la del resto en el batey, con la particularidad de haber adquirido una fama en el 2013, que así como la catapultó más allá de las fronteras dominico-haitiana, la sacó de escenario tras el fallido intento por viajar a Washington, amparada en una supuesta visa humanitaria y, posteriormente la entrega de su cédula de identidad, en agosto del 2014.

En su peregrinar reclamando ser reconocida como dominicana de ascendencia haitiana, Juliana despertó el interés de instituciones y organismos que trabajan en defensa de los derechos humanos.

Ahora, Juliana protagoniza otro capítulo de su historia. Aquella joven mujer, que rodeada de la gente que le acompañó en sus días de fama, aplaudiendo y coreando su accionar y reacciones orientadas por defensores de los inmigrantes, sigue envuelta en precariedades y prácticamente en un limbo legal.

Hace cerca de un mes Juliana fue despedida de la casa donde desempeñaba trabajos domésticos por el pago de RD$12,000.00 mensuales.

“Simplemente cuando yo tengo unos meses trabajando me despachan y no me dicen por qué”, dice Juliana en conversación para el programa Sobre la Noticia, que se transmite cada domingo a través de enTelevisión, y para proceso.com.do.

Pero, estar desempleada no es la más grande problemática que enfrenta Juliana al día de hoy.  Su situación se agrava y sus esperanzas desvanecen cuando mira a su alrededor y ve a dos hijos ya con mayoría de edad, deseosos de trabajar para ayudarle, pero están impedidos porque no tienen documentos.

“Yo lo que quiero es que me le den documentos a mis hijos, porque ellos no pueden andar en las calles”. Su hijo mayor, ya con 22 años, fue detenido recientemente por agentes de la Dirección General de Migración y, “para que me lo entregaran, yo tuve que pagar ocho mil pesos (RD$8,000.00) a los guardias para que me lo soltaran. Yo nací aquí en República Dominicana y también los niños, por lo que quiero que me den los papeles de los cuatro niños, para que los más grande puedan trabajar y andar sin miedo”.

Julio, el hijo mayor de Juliana tiene 22 años y no está declarado, como tampoco la segunda, María Julia, que tiene 19. Ambos quieren trabajar para “ayudarme en la casa, y simplemente no pueden porque no tienen documento”.

Para el proceso de declaración, Juliana Deguis tendría que someterse a una prueba de ADN, la cual le cuesta sobre los 25 mil pesos, algo que para ella “es imposible; yo no tengo ese dinero”.

“Esos son mis hijos. Yo no puedo hacerme una prueba de ADN sin tener dinero. Yo simplemente no trabajo; no tengo dinero para yo pagar dos pruebas de ADN”.

A Juliana le asisten abogados del Movimiento Socio-Cultural para Trabajadores Haitianos (MOSCTHA),que igual están impedidos de gestionar una pronta respuesta para solución de Juliana, porque “el registro ´nacido vivo´ no aparece.

“Mis hijos tienen miedo de andar en la calle, porque los policías lo agarran, lo maltratan, le dan golpe, cuando yo misma que nací aquí en República Dominicana, nunca he ido a Haití, y que me agarren mi hijo y me lo lleven para allá, él va a pasar mucho trabajo porque no sabe para dónde va”.

Por eso, insiste, necesita que le doten de las actas de nacimiento a cada uno de sus cuatro hijos, para así poder documentar a los dos mayores con cédula de identidad.

“A veces yo lloro y hasta pienso que me voy a quitar la vida, porque a veces él (su hijo mayor) me dice que quiere su documento, pero yo no tengo la culpa”, comenta Juliana Deguis Pierre, la mujer hija de padres haitianos indocumentados, que “revolucionó” el sistema migratorio en la República Dominicana.

Dos de los hijos de Juliana nacieron en la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, en Santo Domingo. Los dos más pequeños nacieron en un hospital de Villa Mella, en Santo Domingo Norte.

Mientras permanece estancado el proceso de declaración, Willy, de 16 años y Nairobi, de 14, los dos hijos más pequeños de Juliana Deguis, serán recibidos por solidaridad en una escuela en Sabana de la Mar, pues en la que cursaron los grados anteriores, en la escuela básica del mismo batey Los Jovillos, no hay espacio para los cursos a que fueron promovidos.

Los más grandes también terminaron, “y simplemente están sentados, porque no tienen documentos para inscribirse, ni para trabajar. Ellos tienen miedo”.

Aun habiendo logrado el documento que la certifica como dominicana de ascendencia haitiana, y con el vano orgullo de que su nombre identifique una de las calles del batey Los Jovillos, la vida de Juliana continúa estancada.

“Yo lo que quiero es que me ayuden a conseguir los documentos de mis hijos, que mis hijos ya son mayores de edad y no pueden terminar sus estudios; no pueden trabajar. Simplemente mis hijos no pueden hacer absolutamente nada, no pueden andar en las calles porque tienen miedo que los guardias los maltraten como maltrataron al más viejo, la gente de migración, simplemente porque no tiene documentos y él nació aquí como yo”.

Qué dicen los abogados de MOSCTHA que asisten a Juliana Deguis?

Cuando en el 2013 Juliana recurre mediante acción de amparo, gestionando su documento de identidad, uno de sus propósitos era poder documentar a sus cuatro hijos, en vista de que ninguno estaba registrados, pero tampoco ella, con su registro suspendido, podía hacer algo al respecto.

“Pero en ese ínterin, los registros se hicieron mal, porque los muchachos nacieron aquí en Santo Domingo, y se registraron en Yamasá y ya ahí se crea un conflicto, porque en base a la Ley 659, sobre registro de actos del Estado Civil. El registro de nacimiento se hace en el lugar en donde se produce el parto. En ese caso, los dos hijos mayores de Juliana tuvieron ese problema. Entonces los menores, esos no tienen ningún tipo de registro; ni siquiera se ha iniciado. Eso ha traído como consecuencia que ya los muchachos son adolescentes y no pueden ejercer ninguna acción; ninguna cosa pública ni privada porque los documentos no le son válidos”.

Explica el abogado que se inició un proceso, pero que sin embargo, el registro quedó sin haber confirmado la declaración tardía, en el caso de la niña de menor edad.

“Hay uno que ni siquiera el nacido vivo (registro) aparece en el hospital, pero Juliana confirma y afirma que ella dio a luz en la rotonda de Villa Mella. O sea, en el hospital de maternidad que está en la rotonda de Villa Mella. Sin embargo, los registros de ginecología de parto de ese mes, de esos días, no aparece el nombre de Juliana”.

Durante todos estos años, desde el 2013, los abogados del MOSCTHA que asisten a Juliana  han estado trabajando, “tratando de como documentar el nacimiento de esos muchachos para registrarlos”.

De los cuatro hijos de Juliana hay una hembra y un barón que ya son mayores de edad y, en el caso del muchacho, ha tenido dificultad (en dos ocasiones) ha sido detenido. “No tiene cédula y tiene que trabajar”.

 “Él terminó el bachillerato; quería ingresar a la Policía o ser militar, pero no puede porque no tiene la cédula y la edad no le es favorable, porque ya tiene 22 años. Esa situación mantiene a Juliana muy preocupada”.

Resta esperar que el proceso agote su tiempo y sus protocolos en los tribunales, “hay que esperar hasta tanto los jueces den un veredicto, no podemos hacer absolutamente nada y, en ese proceso es que estamos ahora mismo con los hijos de Juliana”.

Subscribete a nustro canal de YouTube