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CUBA EN CRISIS:

Cuba es un acontecimiento  único en América y en el Mundo. Una revolución democrática, popular y genuinamente internacionalista, que en sus  primeros años, a mediados de la década de los 70, establece mediante referéndum la legalidad constitucional del estado revolucionario y todas sus instituciones, bajo la dirección política de un partido único. Ese es el dato fundamental.✍️

A lo largo de los 62 años transcurridos desde 1959, Cuba ha tenido que enfrentar situaciones de gran conflictividad política y económica.

Podría decirse que la revolución  ha logrado   sobrevivir y avanzar, con grandes sacrificios para su pueblo, crisis tras crisis, desde la primera gran amenaza de aniquilamiento total, con la fracasada invasión mercenaria de Bahía de Cochinos en el año 1961, promovida por los Estados Unidos, y que terminó por radicalizar el contenido democrático de la revolución a partir de la victoria de Playa Girón.

No obstante todas las dificultades, sus logros en materia de desarrollo humano y solidaridad compartida han sido timbre de orgullo nacional y motivo de amplio reconocimiento internacional.

En 1989, la caída del régimen soviético y posteriormente la de todo el llamado socialismo real en Europa del Este, fue la prueba mayor de resistencia a la adversidad para Cuba. En 1994 se produjo la manifestación conocida como “el maleconazo de La Habana”, en protesta por la crisis de desabastecimiento al inicio del llamado período especial.

Sin embargo, lo que ocurre por estos días en Cuba es algo absolutamente nuevo y pre-definitorio de peligrosos  escenarios futuros de crisis.

  • Por primera vez se produce la convergencia de cuatro situaciones perturbadoras  y un quinto factor de disrupción.
  • PRIMERO: El tema  del bloqueo económico y financiero de EE.UU, que está en la base de toda la problemática cubana. Nadie puede negar el carácter inmoral e inhumano de esta iniciativa unilateral de EEUU contra Cuba.
  • SEGUNDO: El escenario recurrente de crisis y supervivencia económica que es algo consustancial a la vida de los cubanos. En parte debido al bloqueo estadounidense, en parte debido a las propias deficiencias de su estructura socioeconómica que tiende a frenar el desarrollo de las fuerzas productivas. Algo que merecería un mayor esfuerzo autocritico del liderazgo revolucionario.
  • TERCERO: El escenario de la pandemia COVID-19 que es el nuevo factor de perturbación. A pesar de la reconocida capacidad del gobierno cubano en materia de salud, la crisis sanitaria ha desbordado sus posibilidades materiales de contención.
  • CUARTO: El escenario potencialmente crítico del cambio generacional en la dirección política de la revolución. Por primera vez desde 1959 ya no están al frente del gobierno los heroicos comandantes de la Sierra Maestra. El respeto y veneración del pueblo cubano al poder condigno ganado en la sierra deberá pasar la difícil prueba de la legitimidad moral transferible a la nueva generación de dirigentes del Partido, Gobierno y Estado.
  • POR ÚLTIMO: Lo que hemos identificado como un quinto factor de disrupción, es la conectividad en las redes sociales del ciberespacio. Algo totalmente nuevo para los jóvenes, artistas e intelectuales cubanos, con la apertura gradual iniciada  en los últimos seis años. Son los tiempos en que un pequeño susurro puede convertirse en un grito ensordecedor de irreverente humanidad.
  • CONCLUSIÓN: En ausencia del poder condigno fundado en la fuerza moral de la Sierra Maestra, habría que, eventualmente, construir la nueva legitimidad del poder político fundamentado en el sufragio universal.
  • La solución a la crisis actual podría ser el diálogo y la concertación desde el gobierno. Pero hay un problema. Cuando se tiene toda la razón es imposible encontrar con quien aclarar cualquier duda razonable. El gobierno cubano necesita urgentemente construir un escenario creíble de dialogo al interior de su estructura socioeconómica. Permitir la expresión organizada de las voces disidentes a su interior y darse la oportunidad de crecer, como decía Martí, “con todos y por el bien de todos”, sin renunciar a los valores esenciales de la construcción socialista: SOBERANÍA, DIGNIDAD, INTERNACIONALISMO, DECORO, SOLIDARIDAD Y HUMANIDAD.
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