El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social ha dispuesto el cierre de un centro medico especializado en cirugías plástica, luego de que en él falleciera una ciudadana de nombre Altagracia Díaz.
La cusa de la lamentable muerte de la paciente fue una embolia por un coagulo graso que le llegó a los pulmones. De acuerdo a la bibliografía sobre el tema, algo no prevenible, pero que está dentro de los riesgos de una cirugía de esta naturaleza.
Según algunos especialistas dominicanos en la materia ello no implica una mala práctica en el ejercicio de la medicina.
Sin embargo, se dispone el cierre del centro y se abordan dos elementos que pueden ser de mucho perjuicio o daños para los intereses del país.
Uno es que el centro tenía autorización para trabajar en seis unidades de quirófanos y que tenia en operación unos 12. El presidente del centro médico, temporalmente clausurado, ha aclarado que los seis restantes estaban a la espera de ser habilitados por las autoridades para ser incorporados a servicios.
Si estaban funcionando sin habilitación es una falla del sistema de supervisión o un atrevimiento de la administración del establecimiento. Eso es en cuanto a lo primero. Y lo segundo, y no menos importante, es el anuncio sobre responsabilidad del personal que actuó en el caso, lo que pudiera sugerir impericia o desconocimiento en la materia.
Sobre esto debe actuarse con drasticidad y sin presión de ningún tipo. Saben porque, por que República Dominicana compite con otros países que ya han pagado campaña para afectar el servicio estético que brindan muchos profesionales brillantes del país.
En honor a la verdad, en procedimientos de cirugías plásticas es donde menos muerte se reportan en las estadistas oficiales del Servicio Nacional de Salud.
Todo esto viene a cuentos, a propósito del esfuerzo que hoy se hace en promover el turismo de Salud en la República Dominicana.