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¿Estructura partidaria?. En primarias abiertas decidimos todos

Ay de aquellos dirigentes políticos que crean que en la República Dominicana la forma y manera de enfrentar los procesos electorales de parte de quienes aspiran a ejercer un cargo publico electivo no ha cambiado, todavía seguimos escuchando las antiguas consignas de que hay que tener lo que llaman una ¨estructura¨, que es loa visión de la vieja política que va quedando atrás en un proceso ya perceptible en todas las encuestas.

Durante años la  política dominicana estuvo dominada por las grandes estructuras políticas que se formaron después de la muerte de Trujillo, y sobretodo al retomar el proceso democrático en las elecciones de 1966, por un lado los restos del Partido Dominicano de la dictadura y los sectores conservadores del campo y la ciudad se organizaron alrededor de Joaquín Balaguer y el Partido Reformista.

Por el otro lado los barrios de las grandes ciudades se reunieron en los comité de base del Partido Revolucionario Dominicano, dirigido por el Profesor Juan Bosch, posteriormente el liderazgo pasó a José Francisco Peña Gómez a raíz de la división de ese partido en 1973 y de ahí nació el Partido de la Liberación Dominicana, que no era mas que un grupo pequeño de seguidores del primero que decidió seguirlo a fundar un nuevo partido sobre la figura de cuadros políticos, algo que estaba de moda en la llamada izquierda de la época.

En los tres casos, muy especialmente en lo que tiene que ver con el PR (luego PRSC) y el PRD, la necesidad de contar con una gran estructura a nivel nacional para la movilización de los votantes hacia las urnas, en un país con un alto nivel de analfabetismo y donde se identificaban los votos con los colores de los partidos en una papeleta que se introducía en un sobre, era imprescindible para siquiera tener esperanza de ganar unas elecciones.

En general estas estructuras políticas se formaban alrededor de líderes locales, en el caso de Balaguer este tenia su propia estructura heredada de su enorme experiencia de estado al momento de las grandes decisiones post-dictadura, quienes pugnaban por ser candidatos en las boletas municipales porque en esa época las elecciones legislativas se decidían en los escritorios de los líderes partidarios quienes colocaban en orden a quienes iban a ser diputados.

Es mas, para los que no tienen memoria hay que recordarles, que fueron varias las ocasiones en que la sola presencia de Balaguer, Bosch y Peña Gómez y su sentido de responsabilidad política y compromiso con el país y su proceso democrático, evitó que se produjeran situaciones que derivaran a acciones de violencia en las calles o división en las fuerza armadas dominicanas, cual fueron los casos de las elecciones de 1990 y 1994.

Todo esto dio un vuelco al finalizar el siglo XX y adentrarnos en el tipo de sociedad que se ha venido construyendo a partir de la democratización de la información y el crecimiento de una población joven que no tiene vinculo alguno con esa historia política reciente, así como también del candado que se ha puesto al ingreso a las posiciones dirigenciales en las vetustas y anticuadas siglas que quedan de lo que todavía llaman sistema de partidos de ls República Dominicana.

La verdad es que, sobretodo a partir del año 1998 cuando se establece un sistema de financiamiento de parte del estado dominicano a los partidos políticos, tantos los grandes como los pequeños, con algunas excepciones, se han convertido en la casa de los privilegios de unos pocos cuya pugna es tener acceso a los fondos públicos que sin ningún tipo de control y en cantidades millonarias fluye todos los años a medida que aumenta el PIB y el presupuesto nacional.

Lo que vemos son directivos, no son dirigentes porque ni dirigen a nadie, que se eternizan en los cargos, familias que son dueñas de siglas que llaman partidos, ventorrillos que sobreviven en cada elección realizando las alianzas correspondientes, y parece que creemos que todo esto se va a eternizar en el tiempo y que no tendrá cambios de ningún tipo frente a las exigencias de una población de menos de 40 años que exige participación.

Claro, este panorama explica porque ya no existen las listas de miembros de los partidos, los ya famosos padrones, y es que a los que dirigen o tienen un asiento en los organismos de decisión, la inmensa mayoría miembros de la generación analógica y los ¨baby boomers¨, no les interesa el ingreso a la política de los mas jóvenes, y por eso se aferran a posiciones directivas que les da nombradía pero que electoralmente ya no valen nada.

Teniendo esto en cuenta, entonces ¿porque es necesario tener una estructura para ser candidato o candidata en un partido como el PLD que elegirá sus propuestas en unas elecciones con padrón abierto?.

Definitivamente el partido de gobierno es el favorito para ganar las próximas elecciones, no porque se haya realizado un trabajo concienzudo de reorganización, se hayan abierto las puertas a nuevos talentos o se este construyendo una estructura de militantes partidarios consecuentes con su pensamiento e historia, todo el que diga eso miente, porque en el PLD hace años que las puertas están cerradas y los cargos no los deja nadie.

El PLD va a ganar las próximas elecciones porque el actual Presidente Danilo Medina entendió la realidad del país que heredó en el año 2012, donde todavía existían sobre el 40% de la población viviendo por debajo del índice de pobreza y mas del 10% en pobreza extrema, y esto de ha reducido a la mitad y poco mas en uno y otro caso en solo 6 años, es decir son los resultados económicos los que van a mantener a los morados en el gobierno.

Por primera vez en la historia de la República Dominicana las clases medias, vulnerables o no, sobrepasan las cifras de pobres, y esto se puede palpar en cada barrio, campo o ciudad de los que existen en todo el territorio nacional, el que quiera negar que las cifras de crecimiento se han esparcido por los mas amplios sectores del país se miente a si mismo y lo peor, lo desmiente la realidad de lo que vivimos cada día los dominicanos.

Entonces lo que decidirá las elecciones no es el partido, es la economía, y esto tendrán que tenerlo en cuenta los que sobrevaloran las llamadas estructuras partidarias para lograr ser candidatos, porque a fin de cuentas cuanto valen esas estructuras cuando la elección de las candidaturas se realizará, en el caso del partido de gobierno en unas elecciones abiertas, es decir, con un padrón donde están inscritos todos los dominicanos con derecho a votar.

¿Hasta donde tener personas que carguen gente a los centros de votación, que es lo que llaman tener estructuras,  sería lo decisivo en unas elecciones similares a las nacionales donde lo que importa es la simpatía popular y no necesariamente los conmilitones?.

Las sorpresas se han dado en países tan disimiles como Francia, donde ganó Macron con un partido nuevo y relegó a los tradicionales socialistas y conservadores que habían dominado la política francesa de post-guerra sin competencia alguna, y en Colombia donde los mismos conservadores y liberales, partidos tan antiguos como nuestro hermano país sudamericano, uno no pudo participar porque desapareció y el otro obtuvo menos del 5% de los votos.

Es decir, la política cambió en nuestras narices y lo que parecía firme ayer hoy ni siquiera existe.

Eso de que hay que tener una estructura para ganar unas elecciones en la República Dominicana es cosa del pasado, y eso lo veremos tan pronto como en el mes de octubre, cuando los resultados de las elecciones internas del PLD podrían traer sorpresas que anuncien el inicio de la jubilación de toda una generación de políticos que ha hecho su trabajo, pero que debe abrir paso a una juventud que se ha preparado para asumir los nuevos retos que nos esperan.

 

 

 

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