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Despertaos adictos; hay una realidad mas allá de Twitter

La verdad es que muy pronto en la República Dominicana los especialistas en la conducta humana tendrán como pacientes a un grupo de personas que son adictos a una droga donde el placer parece transmitirse desde los dedos al cerebro, un mundo lleno de likes y ¨retuiteos¨, corazoncitos y flechitas.

Un lugar donde todo es virtual, donde se encuentran y viven un grupo de individuos dentro una realidad distorsionada por sus egos heridos e insatisfacciones reprimidas.

La adicción a las redes sociales, en el caso nuestro a twitter, de un grupo de políticos sin oficio, peliculeros mayores, papeleros habituales, creadores de fábulas y mentirosos patológicos, ha llevado a muchos de estas personas a un grado de adicción a sus propias perversidades e inventos, que la verdad debería conducirlos hacia el sillón de un siquiatra o el consultorio de sicólogos especializados.

El problema para esta gente es que la realidad que viven contando en las redes sociales, es muy diferente a la que viven cada día millones de dominicanos que antes que sumergirse en la crisis que algunos ¨genios¨ de la política intentan describir en sus esfuerzos tuiteros, lo que buscan es el camino del progreso de un país que todos los días sigue construyendo un futuro mejor para la mayoría de nuestra población.

Nadie tiene la culpa de los errores cometidos por los insatisfechos enfermizos, que insisten como fieras heridas en plantear una realidad virtual que solo existe en sus cabezas, y que lamentablemente para ellos, pero afortunadamente para el resto de los dominicanos, se contradice todos los días con las cifras de crecimiento de nuestra economía, el ascenso social de miles de familias, que junto con la paz y la estabilidad de que disfrutamos nos ha convertido en una estrella en un continente donde la regla es la crisis.

Algunos hemos tenido que buscar una explicación a tanta insidia y falsedad, lo cierto es que la adicción a las redes sociales ya es un fenómeno global, en países como China, Corea o Estados Unidos, existen ya campamentos especializados en tratar a enfermos crónicos que son esclavos de las redes sociales, el lado oscuro de un mundo donde se suponía habría una liberación del ser humano, pero que en realidad nos está convirtiendo en esclavos.

Y es que se están descubriendo nuevas enfermedades mentales alrededor de la realidad virtual falsa que se construye a partir de lo que nosotros mismos escribimos, y definitivamente ya hay algunos políticos dominicanos que presentan rasgos de patología mental con uso excesivo de los dedos pegados a un teléfono todo el día, porque divagan en la descripción de un país que para nada es igual al que sus cerebros ya enfermizos insisten en construir.

En el día de ayer fue dado a conocer un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que contiene algunas cifras de lo que es la realidad de la República Dominicana, de esas que decimos desmienten la realidad virtual que algunos amigos de muchos años han creado en sus cabezas y que solo existe para ellos.

Según el PNUD, entre los años 2010 al 2016 el índice de desarrollo humano creció un 32.4% en las provincias fronterizas, siendo esta región del país la de mayor crecimiento basado en un aumento de los ingresos, mayor cobertura de seguro de salud y un mayor acceso a la educación, es decir, la preocupación del gobierno del Presidente Danilo Medina por los mas pobres se ha traducido en una mejoría sustancial de la calidad de vida de los que viven lejos de los grandes centros urbanos.

Hablamos de la región del país mas abandonada, la que históricamente ha sufrido el olvido de casi todos los gobiernos, una zona principalmente rural y sin grandes núcleos de población, que sin embargo, siempre según el PNUD, es el lugar geográfico que ha tenido mayor desarrollo de su población en los últimos años.

Esa no es la realidad virtual de los enfermizos que sueñan con crear una crisis como la que construyen cada día con los dedos pegados a una pantalla táctil, es lo que viven esas familias históricamente abandonadas de la zona rural mas lejana de la República Dominicana.

En el país se han creado desde el año 2012 hasta el cierre del 2018 un total de 770 mil puestos de trabajo, mas de 100 mil nuevos puestos de trabajo por año de gobierno del Presidente Medina, estos no son trabajos virtuales ni son promesas de campaña, es una realidad que se vive tanto en la zona rural como urbana, esto podría explicar la adicción de algunos al ¨tuiteo¨ permanente pues como el avestruz a veces es mejor meter la cabeza en la arena cuando lo que nos rodea no es de nuestro agrado.

El aumento significativo del desarrollo humano en la República Dominicana se explica, además del acceso a nuevas fuentes de empleo para las familias, a la cobertura del 76% de la población a un seguro de salud, a la ampliación y modernización de la red de hospitales públicos, al aumento del ingreso de los jóvenes al aprendizaje de carreras técnicas y universitarias, en fin, a lo que aceptan como positivo todos los organismos internacionales como una realidad.

Para nada vivimos en un paraíso donde todos los problemas se han resuelto, pero la realidad es que aun falta mucho por hacer y algunos se resisten a esa verdad.

Mientras todo esto sucede, los adictos tendrán que buscar ayuda profesional, el problema para ellos es que en los países desarrollados la mayoría de los adictos a redes sociales son jóvenes menores de 21 años, porque sabemos que antes de esa edad todavía la corteza cerebral no ha madurado en cuanto a normas de comportamiento sociales y personales, sin embargo la verdad es que algunos de los enfermos dominicanos, a pesar de tener una edad muy por encima de la adolescencia, su conducta se asemeja a los niños malcriados que gritan cuando no se les complace.

Es mas, pareciera que algunos de estas personas no maduraron a tiempo su lóbulo frontal, que es el lugar del cerebro donde se controlan las emociones y es el que resulta mas afectado en las adicciones, por esto sienten una satisfacción enfermiza, es decir patológica, cuando dejan brotar desde sus dedos todo el odio acumulado, el rencor contenido y las frustraciones cosechadas a partir de sus propias acciones en búsqueda de un espacio de poder que pareciera negárseles en una realidad que cada día les es mas adversa.

El mundo de las redes sociales se parece cada vez mas a las salas de opio que existían en China hace algunos siglos, donde la gente se adormilaba en una realidad construida por sus mentes, una adicción que los aislaba de la realidad, por eso a los ¨tuiteros¨ enfermizos habría que gritarles: despertaos adictos, suelten esos teléfonos y miren a su alrededor, después no se quejen cuando lo que es real les de en la cara de repente.

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